“San Francisco se encuentra asolada por el asesino serial Scorpio, un francotirador que mata al azar a sus víctimas y exige que la ciudad le pague un cuantioso rescate para terminar con las matanzas. El cuerpo policial busca a la desesperada al psicópata francotirador. El alcalde de la ciudad de San Francisco encarga al Inspector Harry Callahan -un policía con serios problemas de actitud- la misión de dar con el paradero del homicida: Callaghan logra dar caza a Scorpio franqueando los límites legales, pero este sale libre por tecnicismos legales, no sin antes de haber secuestrado y matado a una niña y echarle la culpa a Harry de haber vulnerado sus derechos constitucionales. Muy pronto la trama deriva en una cacería humana, donde Callahan solo buscará justicia por su propia mano al margen de la ley.”
Hay una escena que aparentemente
define el tema principal de la película, cuando Harry Callaghan ha
dado captura a Scorpio por segunda vez y ha encontrado la ocasión
propicia para matarlo, arroja su placa en un gesto de desprecio hacia
la ley que salvaguarda a los delincuentes y deja indefensas a las
víctimas del delito.
Harry el sucio es una película
polémica donde las haya, de ella la crítico Pauline Kael (defensora del cine violento de Arthur Penn o Sam Peckinpah) llegó a
decir: “Esta fantasía derechista que muestra al cuerpo de policía
de SF como un grupo desvalido (castrado por la falta de realismo de
los liberales), sirve de propaganda para el uso de una fuerza
policial paralegal y la justicia del somatén popular...” .
Hobermann vio en esta película, y en concreto en el personaje de
Harry Callaghan, “una personificación del proto- fascismo
norteamericano”.
La película (considerada brutal y
primaria en el momento de su estreno) permite a priori una reflexión
de segundo grado en cuanto no perseguida por el director Don
Siegel que siempre huyó de lecturas políticas o alegóricas de sus
película) de dos niveles:
En una primera lectura, la película
propondría una reflexión general sobre la justicia entendida en
sentido retributivo y una constatación de las insuficiencias de las
leyes garantistas para afrontar el fenómeno de la delincuencia.
Aunque la película se explica por el contexto sociológico americano
de fines de los 60's y principios de los 70's que dará origen al
nacimiento del thriller USA, en realidad la reflexión es mucho más
antigua, la encontramos en la propia filosofía griega, véase el
diálogo Hippias menor, donde el sofista Hippias afirma ante Sócrates
que las leyes, aunque bienintencionadas en su origen, acaban por
desproteger a los débiles Un poco como ocurre con los aterrorizados
ciudadanos de SF ante las tropelías de Scorpio..La película
pondría la llaga en la herida, en la medida que el derecho penal
moderno, liberal, surgido de la revolución francesa, se ha
convertido en lo que el penalista de principios del siglo XX Dorado
Montero, correcionalista-Krausista, llamaba el derecho penal
protector del delincuente.
Otra segunda lectura nos remite a la
idiosincrasia propia americana. La película está contextualizada
por el clima de inseguridad ciudadana que se vive en USA en los 60's
y los 70's y por el desprestigio de instituciones como puedan ser el
gobierno (escándalos Watergate) y los tribunales (sentencia del TS
Miranda).
En cualquier caso esta lectura clásica
de Harry el Sucio vendría a confirmar que en el director Don Siegel
hay dos etapas, una liberal que vendría enmarcada por sus
producciones de serie B y que tendría como principales exponentes
películas como “Motín en el Pabellón 11" o “Crimen en las
calles” donde precisamente se adoptará un posicionamiento
diametralmente opuesto al de Harry el Sucio que coincidiría con una
segunda época del director alineado con posiciones neo-conservadoras
y críticas con los postulados liberales. En estas primeras
películas se denuncia la represión y la violencia como medios para
combatir el delito, mientras que en las segundas (La jungla humana,
Harry el Sucio o Teléfono) se postularían soluciones violentas
para el crimen al margen del garantismo liberal.
¿Pero es realmente Harry el Sucio una
película antiliberal como dijeron sus detractores? Siegel siempre
defendió lo contrario. En 1973 en una entrevista dijo que no se
entendió su película, este defendió que la película tiene un
trasfondo con el que simpatiza : la critica contra la Guerra de Vietnam.
Hay una escena al principio de la
película que avalaría dicha tesis en la que Scorpio lleva unas
botas militares que acaricia compulsivamente..., “esto da
una idea de que Scorpio posiblemente ha estado luchando en Vietnam,
de hecho tiene la edad justa para ello” diría Siegel en
esta entrevista de 1973...
De esta forma se daría una explicación
subliminal de por qué Scorpio se ha convertido en un serial killer. Esta circunstancia entroncaría la película con otras de la misma
temática como “América violenta" de Michael Winner o “Los visitantes” de Elia Kazan que apuntan a la Guerra de Vietnam
como creadora de monstruos y no solo de víctimas. Siegel también
dice en su entrevista “si alguien es un psicótico y yo lo
retrato tal como es, esto no significa que yo lo apruebe. Igual que
tampoco apruebo al "poli" duro, que en cierto sentido es un asesino
como lo pueda ser el psicótico.”
Harry el Sucio no sería más que una
película sobre dos asesinos, solo que uno lleva “insiginia de
policia” de forma que no estaríamos más que ante un thiller
verista de los que surgen como consecuencia de la quiebra de la
convenciones del cine negro y la caída de los códigos de censura de
Hollywood a finales de los 60's.
Por último hay una escena que, a mi
juicio, casa muy bien con esta interpretación. Al final de la
persecución nocturna por el parque, cuando los dos se dan una buena
manta de palos, la cámara se aleja y solo nos muestra a dos hombres
maltratándose mutuamente hasta intentar matarse.
Desde un punto de vista visual la
película es un epítome del cine de Siegel en su madurez creativa (ritmo trepidante, esquematismo de los personajes, hibridación de
géneros, véase la influencia del western en la película y el tema
recurrente en el cine de Siegel, tan querido por él como el de la
caza del hombre).
En 1971, Clint Eastwood era una figura
algo conocida, pero que no había podido consolidarse como una
estrella. Ciertamente su currículo incluía obras de culto como los
westerns que filmara con Sergio Leone en Europa, y tenía una vasta
trayectoria en el clásico género del lejano oeste. Y
sorprendentemente le llega la oportunidad de este film, después de
que fuera rechazado (por coincidencias varias laborales o
discrepancias con el guión) por Frank Sinatra (¡quien fuera la
primera opción!), John Wayne, Steve McQueen, Jack Nicholson y Paul
Newman. Después de la película, su carrera se dispararía hasta el
pedestal que hoy ocupa merecidamente en Hollywood.
Clint Eastwood fue un acierto del
casting en el papel de Harry Callaghan, su expresión lacónica y
cínica, su voz suave y de furia reprimida, su larga estampa portando
el Smith & Wesson 44 es una imagen imborrable. Como así también
el duelo que mantiene con Scorpio, que podría resumirse como una
batalla de mentes retorcidas. Las escenas del film son memorables:
desde el asesinato de la chica en la piscina, pasando por la cacería
del homicida en el estadio o el duelo en la fábrica. Y por supuesto,
el clásico robo al banco, detenido a balazo limpio por Harry, donde
todos aprendimos el poder de un Magnum, y con frases que quedan para
la historia (¿Hoy te sientes con suerte, imbécil?).
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