“Desconfiad
de los falsos profetas que se cubren con pieles de cordero pero que
en su interior son fieros como lobos. Por sus frutos los conoceréis”.
Con esta severa advertencia, que una anciana lee a unos niños en
medio de un cielo estrellado, comienza una de las películas más
perturbadoras y fascinantes que se han hecho jamás sobre el mal, los
miedos y las pesadillas infantiles: La noche del cazador.