“San Francisco se encuentra asolada por el asesino serial Scorpio, un francotirador que mata al azar a sus víctimas y exige que la ciudad le pague un cuantioso rescate para terminar con las matanzas. El cuerpo policial busca a la desesperada al psicópata francotirador. El alcalde de la ciudad de San Francisco encarga al Inspector Harry Callahan -un policía con serios problemas de actitud- la misión de dar con el paradero del homicida: Callaghan logra dar caza a Scorpio franqueando los límites legales, pero este sale libre por tecnicismos legales, no sin antes de haber secuestrado y matado a una niña y echarle la culpa a Harry de haber vulnerado sus derechos constitucionales. Muy pronto la trama deriva en una cacería humana, donde Callahan solo buscará justicia por su propia mano al margen de la ley.”
Hay una escena que aparentemente
define el tema principal de la película, cuando Harry Callaghan ha
dado captura a Scorpio por segunda vez y ha encontrado la ocasión
propicia para matarlo, arroja su placa en un gesto de desprecio hacia
la ley que salvaguarda a los delincuentes y deja indefensas a las
víctimas del delito.