lunes, 18 de febrero de 2013

"HARRY EL SUCIO" 1971 DON SIEGEL


San Francisco se encuentra asolada por el asesino serial Scorpio, un francotirador que mata al azar a sus víctimas y exige que la ciudad le pague un cuantioso rescate para terminar con las matanzas. El cuerpo policial busca a la desesperada al psicópata francotirador. El alcalde de la ciudad de San Francisco encarga al Inspector Harry Callahan -un policía con serios problemas de actitud- la misión de dar con el paradero del homicida: Callaghan logra dar caza a Scorpio franqueando los límites legales, pero este sale libre por tecnicismos legales, no sin antes de haber secuestrado y matado a una niña y echarle la culpa a Harry de haber vulnerado sus derechos constitucionales. Muy pronto la trama deriva en una cacería humana, donde Callahan solo buscará justicia por su propia mano al margen de la ley.”

Hay una escena que aparentemente define el tema principal de la película, cuando Harry Callaghan ha dado captura a Scorpio por segunda vez y ha encontrado la ocasión propicia para matarlo, arroja su placa en un gesto de desprecio hacia la ley que salvaguarda a los delincuentes y deja indefensas a las víctimas del delito.


Harry el sucio es una película polémica donde las haya, de ella la crítico Pauline Kael (defensora del cine violento de Arthur Penn o Sam Peckinpah) llegó a decir:  “Esta fantasía derechista que muestra al cuerpo de policía de SF como un grupo desvalido (castrado por la falta de realismo de los liberales), sirve de propaganda para el uso de una fuerza policial paralegal y la justicia del somatén popular...” . Hobermann vio en esta película,  y en concreto en el personaje de Harry Callaghan, “una personificación del proto- fascismo norteamericano”.

La película (considerada brutal y primaria en el momento de su estreno) permite a priori una reflexión de segundo grado  en cuanto no perseguida por el director Don Siegel que siempre huyó de lecturas políticas o alegóricas de sus película) de dos niveles:

En una primera lectura, la película propondría una reflexión general sobre la justicia entendida en sentido retributivo y una constatación de las insuficiencias de las leyes garantistas para afrontar el fenómeno de la delincuencia. Aunque la película se explica por el contexto sociológico americano de fines de los 60's y principios de los 70's que dará origen al nacimiento del thriller USA, en realidad la reflexión es mucho más antigua, la encontramos en la propia filosofía griega, véase el diálogo Hippias menor, donde el sofista Hippias afirma ante Sócrates que las leyes, aunque bienintencionadas en su origen, acaban por desproteger a los débiles Un poco como ocurre con los aterrorizados ciudadanos de SF ante las tropelías de Scorpio..La película pondría la llaga en la herida, en la medida que el derecho penal moderno, liberal, surgido de la revolución francesa, se ha convertido en lo que el penalista de principios del siglo XX Dorado Montero, correcionalista-Krausista, llamaba el derecho penal protector del delincuente.

Otra segunda lectura nos remite a la idiosincrasia propia americana. La película está contextualizada por el clima de inseguridad ciudadana que se vive en USA en los 60's y los 70's y por el desprestigio de instituciones como puedan ser el gobierno (escándalos Watergate) y los tribunales (sentencia del TS Miranda).

En cualquier caso esta lectura clásica de Harry el Sucio vendría a confirmar que en el director Don Siegel hay dos etapas, una liberal que vendría enmarcada por sus producciones de serie B y que tendría como principales exponentes películas como “Motín en el Pabellón 11" o “Crimen en las calles” donde precisamente se adoptará un posicionamiento diametralmente opuesto al de Harry el Sucio que coincidiría con una segunda época del director alineado con posiciones neo-conservadoras y críticas con los postulados liberales. En estas primeras películas se denuncia la represión y la violencia como medios para combatir el delito, mientras que en las segundas (La jungla humana, Harry el Sucio o Teléfono) se postularían soluciones violentas para el crimen al margen del garantismo liberal.

¿Pero es realmente Harry el Sucio una película antiliberal como dijeron sus detractores? Siegel siempre defendió lo contrario. En 1973 en una entrevista dijo que no se entendió su película, este defendió que la película tiene un trasfondo con el que simpatiza : la critica contra la Guerra de Vietnam.

Hay una escena al principio de la película que avalaría dicha tesis en la que Scorpio lleva unas botas militares que acaricia compulsivamente..., “esto da una idea de que Scorpio posiblemente ha estado luchando en Vietnam, de hecho tiene la edad justa para ello” diría Siegel en esta entrevista de 1973...

De esta forma se daría una explicación subliminal de por qué Scorpio se ha convertido en un serial killer. Esta circunstancia entroncaría la película con otras de la misma temática como “América violenta" de Michael Winner o “Los visitantes” de Elia Kazan que apuntan a la Guerra de Vietnam como creadora de monstruos y no solo de víctimas. Siegel también dice en su entrevista “si alguien es un psicótico y yo lo retrato tal como es, esto no significa que yo lo apruebe. Igual que tampoco apruebo al "poli" duro, que en cierto sentido es un asesino como lo pueda ser el psicótico.”

Harry el Sucio no sería más que una película sobre dos asesinos, solo que uno lleva “insiginia de policia” de forma que no estaríamos más que ante un thiller verista de los que surgen como consecuencia de la quiebra de la convenciones del cine negro y la caída de los códigos de censura de Hollywood a finales de los 60's.

Por último hay una escena que, a mi juicio, casa muy bien con esta interpretación. Al final de la persecución nocturna por el parque, cuando los dos se dan una buena manta de palos, la cámara se aleja y solo nos muestra a dos hombres maltratándose mutuamente hasta intentar matarse.

Desde un punto de vista visual la película es un epítome del cine de Siegel en su madurez creativa (ritmo trepidante, esquematismo de los personajes, hibridación de géneros, véase la influencia del western en la película y el tema recurrente en el cine de Siegel, tan querido por él como el de la caza del hombre).

En 1971, Clint Eastwood era una figura algo conocida, pero que no había podido consolidarse como una estrella. Ciertamente su currículo incluía obras de culto como los westerns que filmara con Sergio Leone en Europa, y tenía una vasta trayectoria en el clásico género del lejano oeste. Y sorprendentemente le llega la oportunidad de este film, después de que fuera rechazado (por coincidencias varias laborales o discrepancias con el guión) por Frank Sinatra (¡quien fuera la primera opción!), John Wayne, Steve McQueen, Jack Nicholson y Paul Newman. Después de la película, su carrera se dispararía hasta el pedestal que hoy ocupa merecidamente en Hollywood.
Clint Eastwood fue un acierto del casting en el papel de Harry Callaghan, su expresión lacónica y cínica, su voz suave y de furia reprimida, su larga estampa portando el Smith & Wesson 44 es una imagen imborrable. Como así también el duelo que mantiene con Scorpio, que podría resumirse como una batalla de mentes retorcidas. Las escenas del film son memorables: desde el asesinato de la chica en la piscina, pasando por la cacería del homicida en el estadio o el duelo en la fábrica. Y por supuesto, el clásico robo al banco, detenido a balazo limpio por Harry, donde todos aprendimos el poder de un Magnum, y con frases que quedan para la historia (¿Hoy te sientes con suerte, imbécil?).

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