Esta película de la directora británica
de “Orlando” es la primera incursión de la realizadora en el
festival de cine de Valladolid, antaño prestigioso, hoy más
mediocre que nunca. La película nos narra en clave histórica las
vicisitudes existenciales de un par de adolescentes (Rose y Ginger)
en un momento histórico muy determinado, como es la crisis de los
misiles de Cuba a principios de los 60's. Rose y Ginger son dos
adolescentes de 17 años que comparten su rechazo hacia su entorno
familiar. La distinta personalidad de ambas va a hacer que
manifiesten su rechazo de manera diferente. Ginger, más influida
por su padre Roland un intelectual anarquista, se va a involucrar
activamente en los movimientos pacificistas e izquierdistas y en toda
la filosofía existencialista tan en boga a principios de los 60's.
Rose, por el contrario, buscara su “escape“ de la atmósfera
opresiva de su madre soltera Anushka entablando una relación
sentimental con el padre de Ginger Roland.
La película plantea interesante reflexiones de adolescentes que se encuentran en un momento de transición muy importante, tanto a nivel personal como colectivo. Se trata de personas que se ven obligadas a asumir roles de adultos cuando no están todavía preparadas para ello. La película plantea muy inteligentemente estas situaciones tanto en el caso de Ginger, que decide abandonar a su madre Nat; a la que considera una perdedora (es una pintora fracasada), como en el caso de Rose que se embarca en una relación con un hombre maduro y que tendrá impredecibles consecuencias para ella. También plantea la película una reflexión sobre aquellas personas, como es el caso de Roland, que se parapetan en una filosofía vital autosuficiente e intelectualmente autojustificada para no asumir ninguna responsabilidad sobre sus propias vidas. La película juega con esa dualidad, adolescentes que deben vivir como adultos pero que no están en condiciones de poder hacerlo y adultos que quisieran vivir como adolescentes y no encuentran justificaciones para hacerlo.
Se trata de una muy buena película,
muy bien ambientada, con una gran banda sonora (con grandes clásicos
del jazz del denominado Bee Bop) y una secundaria de lujo en Annette
Bening en el papel de la poetisa Bella que sirve como mentor
intelectual y existencial de Ginger y que actúa como contrapunto del
padre de esta, Roland, que se niega a ejercer de tal.
Tambipen me gustó mucho la fotografía de la película, es bastante acertada y ver a Christina Hendricks una actriz muy guapa que demuestra su talento no sólo en Mad Men sino en este film.
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