De auténtico martirio y suplicio
podemos caracterizar el visionado de la película del director
catalán Pere Vilá. Un auténtico tedio en lo narrativo, donde
inexplicablemente el director utiliza ochenta minutos de metraje para
contar un historia de abandono personal y familiar que se hubieran
contado maravillosamente en un corto de no más de 15 minutos.
La
película nos narra la triste existencia del anciano Etienne que vive
solo y abandonado en un piso desvencijado, mientras masculla en el
silencio la pérdida de su pareja y su hija. En esta torre de marfil
de la melancolía en que se ha convertido su existencia, Etienne,
pasa su miserable existencia mientras las personas que se encuentran a
su alrededor (su hija, vecinos, hermano...) intentan
infructuosamente intentar comprender las razones que llevan a este
antiguo restaurador a pretender vivir de una forma tan misántropa e
insalubre, rodeado de basuras y viejas radiografías y otros fetiches
varios que parecen recordar al anciano a sus seres más queridos
ausentes.
La historia no tiene mucho más que contar, salvo los minutos finales que son una verdadera angustia para el espectador mientras contempla al viejo Etienne reptar enfermo por los pasillos de su desolada casa. La película tiene dos grandes méritos uno es técnico y se refiere al brillante uso de la cámara del realizador catalán que domina a la perfección la técnica del encuadre y logra trasmitir todo el patetismo del personaje, mostrando unos parajes desolados y desvencijados en el apartamento de Etienne, fiel reflejo del vacío de su alma ante la pérdida de sus seres queridos.
Hemos de
advertir al espectador que pese a que en la sinopsis se habla de “fantasmas”, no es un filme fantástico y que estos son recuerdos,
instantes de dolor en la memoria de etienne que este exterioriza en
forma de estatuas, radiografías, dibujos en las paredes etc... El
otro gran mérito de la película es traer a colación la que
posiblemente sea la enfermedad más mortal de nuestro tiempo, la
soledad a la que se ven abocados muchos de nuestros mayores y que les
van destruyendo lenta e inexorablemente. Fuera de eso, es una
película aburrida, tediosa y por momentos muy desagradable a la hora
de mostrar el estado en el que se encuentra Etienne.
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