"Liberal Arts" es la confirmación del
nuevo showman americano Josh Radnor que al estilo de Woody Allen
dirige, guioniza e interpreta esta inteligente comedia
norteamericana sobre la madurez. Todos hemos sentido alguna vez en
nuestras vidas que no hemos hecho cosas que nos hubiera gustado
hacer, todos hemos tenido la sensación alguna vez de que se nos ha
pasado el tiempo en que multitud de opciones que se nos presentaban
se han ido desvaneciendo.
Esta es precisamente la tesitura en la que
se que encuentra el treintañero Jesse cuando éste tiene la
ocasión de visitar su antigua universidad con motivo de una
despedida de su antiguo profesor de literatura. Allí recordará con
cierta nostalgia su vida universitaria y empezará a meditar sobre el
rumbo de su existencia con ocasión de un incipiente romance con una
joven estudiante 16 años menor que él.
La película es una comedia
donde abundan los gags visuales y algunos divertidos diálogos como
el que Jesse mantiene después de su affair con su antigua profesora,
sin embargo tiene un fondo mucho más profundo y que nos remite a muchos e
interesantes asuntos. Por un lado la película intenta ser una
reflexión sobre la maduración y el proceso que nos lleva a darnos
cuenta de que cada edad tiene aparejada una problemática diversa e
irrepetible, también cuestiona la posibilidad de mantener una
relación sentimental con alguien que no esta dentro de nuestro
margen generacional,especialmente con el personaje de Zibby .
La película tiene un fondo edulcorado y moralizante y trasmite el mensaje de que es inevitable resistirse al paso del tiempo y que la edad y las responsabilidades inherentes a la misma siempre acaban prevaleciendo sobre nuestros deseos de permanecer eternamente jóvenes. Es muy significativo que en la película Jesse pase de idolatrar a los poetas románticos que ha estudiado en la universidad como Wordsworth o Byron a considerar que la vida es algo real y tangible que hay que vivir y no idealizar.
La película está bien
construida y es muy ágil en su desarrollo, casi diríamos comercial,
por lo cual resulta llamativa su presencia en un festival de autor
como la SEMINCI. No es para nada un obra brillante en el sentido de
que palidece en relación a las mucho más vidriólicas comedias de
Howard Hawks en relación con la guerra de sexos (que Josh Radnor
intenta parodiar en la muy brillante escena post-coital de Jesse con
su madura y antigua profesora ) pero resulta agradable en todo
momento y puede llegar a conectar con cierto espectador. En
definitiva que no es de lo peor que hemos visto en este decepcionante
festival hasta la fecha.
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