lunes, 22 de octubre de 2012

HANNAH ARENDT, MARGARETHE VON TROTTA, 57 SEMINCI SECCION OFICIAL

Margarett Von Trotta retoma la senda del biopic con esta nueva cinta “Hanna Arendt” presentada a concurso en la 57 edición del Festival internacional de Cine de Valladolid. Ya en anteriores ocasiones (Roxa Luxemburgo 1986, Hildegard Von Bigen 2009) la cineasta berlinesa se había acercado a algunos de lo más destacados referentes femeninos de la intelectualidad alemana, en este caso la elegida es la filósofa y politóloga Hanna Arendt, discipula dilecta de Martin Heidegger en la universidad de Marburgo a principios de la década de los 20 del pasado siglo. La película no constituye ni una hagiografia de un intelectual un tanto contradictorio (de apasionada sionista a crítica del papel de estado de Israel, de marxista devenida a liberal convencida a partir de su exilio norteamericano) ni tampoco un recorrido existencial por sus múltiples peripecias personales (desencuentros con Jaspers, romance y matrimonio con el autodidacta Heinrich Blucher, amor platónico y posterior desengaño con el antiguo maestro Heidegger...).
La película se centra por contra en un episodio de la vida de la autora del libro “Los orígenes del totalitarismo”, el de su controvertido papel como corresponsal del magazine New Yorker durante el juicio al nazi Adolf Eichmann en Jerusalem que daría como resultado la publicación de una serie de artículos periodísticos, recopilados en un libro “Eichmann en Jerusalem, un estudio sobre la banalidad del mal” 1963. La película se centra en esos hechos de tan vital trascendencia en la vida de Hannah, tanto en el aspecto intelectual ya que constituyen el comienzo de una honda reflexión filosófica sobre el problema del mal en general (objeto de preocupación de la filosofía desde los tiempos de Socrates, pasando por San Agustín, Leibniz, Hume o la misma Arendt). Frente a posiciones clásicas que ven en el mal una negación del bien, es decir, una transgresión de un código moral, Arendt va a buscar lo constitutivo del mal en una ausencia de racionalidad. Según su tesis clásica, cuando en una sociedad se instala el totalitarismo en su sentido más extremo, se produce una mutación en el adn moral de los individuos ya que éstos renuncian a su esencial racional ( es decir a pensar por si mismos en qué está bien y qué no lo está). Es lo que Hannah arendt llamará la banalización del mal, que es a su juicio lo que ocurrió en alemania con multitud de personajes mezquinos, grises funcionarios como Eichmann , perfectos burócratas de un régimen de terror que han renunciado a “ dialogar con su alma racional”,  parafraseando la brillante frase que Arendt    profiere en una de las mejores escenas de la película cuando en frente de una abarrotada clase  la cuestionada profesora sale al paso de las críticas que la acusan de complacencia con los horrores del nazismo.

La película lejos de plantear un aburrido y sesudo debate de tintes intelectualistas sobre los origenes del mal, nos presenta con gran brillantez y claridad como se suscita en la vida de Hannah Arendt esta cuestión. Por un lado la ocasión de presenciar las sesiones del juicio de Eichmann, permiten a Hannah acercarse a un hombre, Adolf Eichman, que lejos de ser ese monstruo encarnado y antisemita convencido que quiere presentar la acusación y el gobierno isaraelí , es en realidad un hombre de inteligencia media, eficiente y cartesiano en realizar lo que sus superiores le ordenan sin cuestionarse nunca la inmoralidad de lo que hace. Este “descubrimiento” con la consecuente publicación de sus reflexiones post proceso (algunas relativas a un cierto colaboracionismo con los nazis de los consejos judios en alemania) van a convulsionar enormemente la vida de Hannah Arendt en forma de pérdida de amistades (por ejemplo perderá para siempre la amistad de Kurt Blummefeld antiguo compañero en el sionismo) y el desprecio académico de muchos de sus colegas en la universidad de Chicago y el instituto de estudios sociales de Nueva York.

Resulta muy interesante y revelador también, el acercamiento que la película hace en forma de flash-backs de la relación pasada de Arendt con su mentor Heidegger, en la película se apunta con mucha inteligencia que la deriva nacionalsocialista del de Baden tiene mucho que ver con esa negación de sus propia antropología del dasein como ente racional.

Desde el punto de vista formal la pelicula es de una notable factura, se trata de la primera película en formato digital de la cineasta de la escuela de Oberhausen, destaca por sus planos largos y sostenidos por una muy brillante Barbara Sukowa (habitual en los filmes de Von Trotta) que encuentra un perfecto contrapunto dramático en la actuación de Axel Milberg en el papel del compañero de Arendt, Heinrich Blucher.

En definitiva podemos concluir que se trata de una película que no dejará indiferente a nadie que se acerque a la misma, por un lado puede ser una buena ocasión para acercarse al pensamiento de Arendt y sobre todo un ocasión para reflexionar sobre las causas del mal en nuestras sociedades.

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